martes, 16 de febrero de 2016

La Biblia en un año #Dia47

Números 21-25

"Nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano"... Como dije en mi último alto de adoración semanal, no puedo decir "que pueblo tan ingrato" cuando yo misma muchas veces también lo he sido frente a la amorosa provisión de Dios; cuando vemos con los ojos de la carne muy, pero muy fácilmente nos desanimamos; cuando nos parece que Dios no hace las cosas los suficientemente rápido; y tal y como escribí en el mencionado alto de adoración, este Palabra no sólo me da conocimientos, también penetra hasta mis huesos para discernir mis pensamientos y las intenciones de mi corazón. Hoy, conmovida por la actitud israelita en el desierto, y con el deseo de no ofender a Dios, oré así: Señor amado, lléname de paciencia y fe para caminar hacia mi tierra prometida, no quiero desilusionarte. En respuesta al fastidio y a la murmuración de la nación, envió Dios serpientes ardientes que mordieron al pueblo y muchos de ellos murieron; luego se arrepintieron y el Señor mandó a Moisés a construir una serpiente de bronce sobre una asta, para que cualquiera que fuere mordido pudiera mirar a ella y no morir. Dios siempre tiene un remedio para todo.

A pesar de su conducta, el pueblo de Israel conquista tres poderosas naciones: los cananeos de la ciudad de Arad, los amorreos en Hesbón, y al pueblo de Basán; por esto al llegar frente al Pueblo de Moab, Balac su rey tuvo temor, por lo que acudió a un hombre llamado Balaam para que le predijese que sucedería con ellos respecto a la nación de Israel y también para que los maldijese; lo que no sabían ellos es que ya el Señor tenía preparado a Balaam para que entrase a sus filas y al aparecersele le dijo que no podía maldecir al pueblo porque era bendito por El. Luego de esto, el ángel del Señor se le aparece a Balaam y se produce el famoso episodio de "la burra de Balaam", tres veces golpeó Balaam a su burra porque se detenía frente al ángel del Señor, por lo que Dios la hizo hablar reclamándole a Balaam por haberla golpeado; luego de esto el Señor permitió que Balaam viese al ángel y le dijo que sino hubiese sido porque su burra se detuvo frente a él tres veces, el ángel lo habría matado; de este modo Dios le permite a Balaam ir hasta Moab pero solo si estando allá hiciere lo que Dios mismo le dijere. Las palabras para la nación de Israel de parte de Balaam siempre fueron favorables, tal como Dios se lo ordenó; tres veces bendijo a Israel frente a Balac, pero me llama la atención que a la tercera vez, la Biblia dice que no fue como las dos primeras, y ciertamente se ve así en su forma de hablar, en la última oportunidad el Espíritu de Dios vino sobre él y sus palabras para el pueblo y para Dios fueron aún mas hermosas, como si ya no lo hiciere porque Dios se lo había pedido sino porque de verdad creyese en El; y es así... Cuanto cambian nuestras palabras, nuestras perspectivas, nuestras orientaciones cuando no solo tenemos conocimiento de Dios, sino cuando somos llenos de El. 





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