jueves, 23 de junio de 2016

La Biblia en un año #Dia164

    Salmos 60-66

    En todas y cada una de las batallas que debió enfrentar David junto a su ejercito en contra de sus naciones enemigas, una cosa era muy cierta: Jehová peleaba por ellos y les entregaba en sus manos la victoria; por esta y por muchas razones más, los salmistas tenían un sentir en común: En Dios haremos proezas y el hollará a nuestros enemigos. La confianza de David en el Señor era inefable, y estoy segura de que por esto su reinado fue tan exitoso; si el líder mantiene la fuerza, la esperanza, la confianza y la seguridad, ciertamente va a imprimir este estimulo en los que lo siguen. David sabía que aún cuando su corazón desmayase, el Señor lo llevaría a la roca que era más alta que él y sería su refugio y su torre fuerte. Dios proporcionó a David la habitación de su presencia y la seguridad bajo la cubierta de sus alas; oía su oración y le dio la herencia de los que temen a su nombre; añadió años a su vida y preparó misericordia y verdad para su protección. Con muchísima propiedad David pudo decir: Con Dios jamás seré derrotado. ¿Y tu? ¿También lo crees? Este día quiero salirme un poco de la narrativa y darle en cambio un giro reflexivo a la Palabra en la que hemos estado meditando; créelo hermano, amigo que me lees; Dios es tu refugio más seguro y con Él nunca serás derrotado. En Dios debe estar acallada nuestra alma pues de su mano viene nuestra salvación; Él hace cesar las quejas, los gritos, el llanto y el lamento. Que todo tu ser espere en silencio delante de Dios y pon en Él toda tu esperanza. 

    David también exhortó a su pueblo a que confiara en Dios en todo tiempo y a que le dijeran todo lo que había en sus corazones pues el Señor era su refugio seguro, su victoria y su honor provenían de Dios; ya que él era la roca fuerte donde ningún enemigo podía alcanzarlos. Cuando David estuvo en el desierto, buscó al Señor para satisfacer su alma; en tierras áridas y secas donde no había agua, su carne y su alma anhelaban un encuentro con Dios. Al igual que David, muchos otros lideres, Ministros y Apóstoles de Dios prefirieron su misericordia y su amor antes que la vida misma; y creo que este es un punto al que deberíamos llegar todos los hijos de Dios; a tener por poco y por perdida todo, por amor al Señor. Él debe satisfacernos más que cualquier otra cosa, y el contemplar su poder y su Gloria debe ser nuestra absoluta prioridad. Los justos (los que le creen a Dios), se alegrarán en el Señor y en él encontrarán refugio. El Señor ha sido muy generoso con nosotros sus hijos; son bienaventurados los que Él escoge y atrae para sí, para que habiten en su presencia y sean saciados del pan de su casa. ¿Que hermosos regalos cierto? Y lo mejor es que no hicimos nada para obtenerlos, nos los dio así, por amor. Con tremendas cosas nos responde Dios en su justicia; ¡Con tremendas cosas nos responderá Dios es su justicia! Todo lo que ha sido formado por Dios, fue creado para su eterna adoración; toda la tierra es testigo de su gran poder, y sus habitantes le deben alabanza y honra... Definitivamente son asombrosas sus obras, y debe ser aclamado con cantos gloriosos! Así que vengan y vean todo lo que Dios ha hecho y es capaz de hacer, vean los imponentes milagros que hace en favor de los que le temen. Por mi parte, tomaré el gran ejemplo de David y seguiré contando y hablando de todas sus maravillas; puedo decir: vengan y les cuento lo que Dios ha hecho por mí, clamé a Él por ayuda y Él escuchó mi oración; nunca he perdido su amor inagotable. 


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