martes, 7 de junio de 2016

La Biblia en un año #Dia153

    Salmos 1-6

    Después de 42 largos, extenuantes, y edificantes capítulos del libro de Job, llegó la hora de estudiar el libro de la Biblia más conocido universalmente por creyentes y no creyentes: Los Salmos; el himnario de los israelitas. Este libro, señalado como un conjunto de poesía religiosa hebrea, abarca un periodo de unos mil años de la riqueza histórica de Israel, desde la época de Moisés hasta el retorno del exilio en Babilonia; tiene 7 autores diferentes, entre los cuales, David es el más predominante; por cierto, mis Salmos favoritos son los suyos. David tenía una forma tan hermosa y particular para hablar de Dios que siempre he admirado; sin duda, estas palabras solo brotan de un corazón enamorado. Creo que, para los músicos y Ministros de Alabanza, después de Jesucristo, David y estos otros salmistas, son el máximo ejemplo a seguir.

    Hoy leeremos los primeros 6 capítulos del Libro, dando inicio con la gloriosa doble porción de felicidad y satisfacción de las cuales son acreedores los hombres que temen a Dios. Quizás estas virtudes son difíciles de conseguir por muchos, pero cuando descansamos en la presencia de Dios y hacemos de su Palabra nuestro deleite, podemos encontrar el verdadero sentido y gozo de nuestras vidas. Entonces, seremos como árboles plantados junto a corrientes de agua, que dan su fruto a tiempo y cuya hoja no cae; y todo lo que hagamos prosperará. Si aún no has probado este principio, te invito a hacerlo, te aseguro que no te arrepentirás. Dios bendice a todos los que en El confían; y toda nación que le adora con reverencia y alegría es favorecida. ¡Como anhelo esta realidad para mi hermoso país! Por eso le creo a Él con todo mí ser. Él es escudo alrededor nuestro; nuestra Gloria y el que levanta nuestras cabezas (amo este versículo); aunque muchos sean los que digan que no hay salvación en Dios y se levanten en nuestra contra, con voz poderosa podemos clamar a Dios y estar seguros de que nos responde desde su monte santo. La salvación es de Jehová, y sobre su pueblo es su bendición.

    El Señor ha escogido al piadoso para sí, y oirá cuando a El clamare; ¿Quién puede mostrarnos el bien? Jehová, quien alza sobre nosotros la luz de su rostro. Pueden permanecer alegres todos los que en El confían, dar voces de júbilo para siempre; porque Dios los defiende, y se regocijan en su presencia los que aman su nombre. ¡Aleluya! El, no es un Dios que se complace en la maldad, al contrario, bendice al justo y como escudo lo rodea con su favor. Nuestro Dios nos muestra misericordia en tiempo de prueba cuando a El clamamos; en medio de la enfermedad, o cuando nuestra alma está turbada ÉL nos brinda su compasión y escucha nuestros ruegos. Por su gran amor nos salva y nos restaura. Cuantos deseos en los corazones de los salmistas fueron expresados en estas alabanzas, y cuantos podemos hoy expresar nosotros partiendo de este compendio de adoración excepcional. 




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