martes, 7 de junio de 2016

La Biblia en un año #Dia154

   Salmos 7-12


    Alabar a Dios por todas sus cualidades y sus inmensos prodigios es lo predominante en los Salmos, sin embargo, también lo es la esperanza por el rescate de Dios. Asimismo comienza el capitulo 7 del Libro: Jehová, Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame. Tanto David como el resto de los salmistas sabían muy bien a quien debían acudir en tiempo de angustia. Es extraordinario, que Dios, el Señor, cuyo nombre es glorioso sobre toda la tierra, tenga memoria del hombre y lo visite; Él también a nosotros nos ha coronado de honra, ¡El! El grandisimo Creador del cielo, la luna y las estrellas; nos ha hecho señorear sobre las obras de sus manos. Que grande es su nombre sobre toda la tierra. David sabía describir a ese glorioso Dios a la perfección; lo alababa con todo su corazón y contaba de todas sus maravillas, alegre y regocijado en Él, cantaba a su nombre.

    Dios siempre es justo, y aunque el malvado, por la altivez de su rostro no lo busque, El juzgará sus obras con rectitud; aunque ellos desprecien al Señor y se burlen de su Ley, llegará el día en el que recibirán su merecido y Dios mismo levantará la causa del inocente y del oprimido. Esos hombres que diariamente desprecian a Dios y creen que nunca serán alcanzados por el infortunio, ciertamente recibirán el fruto de la obra de sus manos. Porque Dios es justo, y ama la justicia, el hombre recto mirará su rostro. El Señor será la salvación cuando disminuyan los fieles y se multipliquen los arrogantes que hablan mentira; el pobre y el humilde siempre conseguirán en Dios al defensor de su causa, El siempre cumple sus promesas y las mismas valen más que la plata refinada. Podrá haber malvados en el mundo, y la maldad ir en aumento, pero el Señor siempre nos protege y nos defiende.

    Desde que empecé a leer este Libro, durante este reto, he pensado en mi país... Bueno, como siempre; todos los días ocupa de una u otra forma mi mente. No para lamentarme o angustiarme, sino para ocuparme. Los salmistas clamaron a viva voz a su Dios para recibir el rescate de su pueblo y la reivindicación de su justicia; no puedo dejar de sentirme identificada cuando mantengo firme la esperanza de que mi grandioso, hermoso y admirable Dios derrame su poder sobre Venezuela y nos muestre su salvación; para que disipe con su luz toda obra de las tinieblas y para que vivamos un nuevo amanecer glorioso como Nación. Yo se que el oye el clamor y el ruego de su Iglesia, de la santa Iglesia que ha sembrado en cada lugar del mundo para mostrar sus virtudes; y sé que nuestra fe alcanzará sus milagros. Te amo mi Dios... Te amo Venezuela. 


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