Si
te quedas callada en un momento como este, el alivio y la liberación para los
judíos surgirán de algún otro lado, pero tú y tus parientes morirán. ¿Quién
sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este? Ester
4:14
Cuando
algunos de los judíos decidieron permanecer en Persia luego del exilio babilónico,
enfrentaron una seria conspiración en su contra, hasta el punto de casi ser
destruidos. Lo que trajo ese 'casi' fue la intervención de Ester, una bella
judía, huérfana, que Dios había levantado como reina en esa nación. Cuando
Ester decide entrar en la presencia del Rey para interceder por su pueblo, ya
había sido advertida de que, si los judíos eran asesinados, ella también lo
seria. Entonces Ester, decidió orar y ayunar junto a todo su pueblo durante
tres días, y puso en marcha su petición ante el Rey. Una vez que Ester entró en
su presencia, rogó e imploró de rodillas por su nación, por lo que finalmente,
tanto ella como su pueblo fueron salvados. Luego de esto, los judíos decidieron
celebrar una fiesta en honor a la victoria; fiesta llamada Purim, y que
celebran aún en la actualidad cada año, para conmemorar el milagro que Dios
hizo a su favor.
Hoy,
en Venezuela, el protagonismo de los hijos de Dios sigue siendo el mismo que en
la antigüedad: Entrar en la presencia del Rey y clamar por un pueblo que
indudablemente, satanás quiere destruir. Y se hace apremiante tomar nuestra posición
como reyes y sacerdotes, pues sino nos atrevemos a intervenir en momentos como
este, el lamento será aún mayor. No podemos simplemente ver los toros desde la
barrera, sino decidirnos a ayudar a nuestro pueblo. Este es el tiempo de las
Ester, de los Daniel, de los José, de enfrentar el reto y derrotar a los
enemigos, pues para eso es que nos ha establecido nuestro Dios en esta nación. Así
como ellos, somos instrumentos en manos del Señor para bendición de nuestras
generaciones, por eso, no podemos estar solo de paso, como simples espectadores
de la tragedia. Con oración y ayuno, entremos en la presencia del Rey, pues Él
también hoy, puede conceder nuestra petición y salvar nuestro pueblo.
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