martes, 19 de julio de 2016

La Biblia en un año #Dia180

    Alto de adoración semanal...


    El libro de los Salmos refleja el haber sido escrito por personas que disfrutaron de una extraordinaria relación con Dios, y que, gracias a ello, experimentaron el gozo, la confianza, y la paz que sobrepasa todo entendimiento aún en medio de las más desafiantes circunstancias. Aunque parecía que estos poetas se encontraban en la cúspide de sus vidas, en posiciones cómodas, y sin ningún tipo de preocupaciones, lo cierto es, que tuvieron el estimulo y la fortaleza de adorar a Dios con sus testimonios aún atravesando pruebas, persecuciones, traiciones, lamentos, ausencias, destierro, tribulación, pecado, ansiedad, y todo tipo de adversidades. En esto realmente se mostró su fe en el Dios del universo y en el Dios de sus vidas. Así que hoy mismo tu también podrías estar escribiendo tus propios Salmos mientras vas corriendo con paciencia la carrera que tienes por delante; después de todo, las tempestades hacen que los árboles tengan raíces más fuertes.

    Justo el Salmo N° 60 que me corresponde leer en este alto de adoración, fue compuesto por David cuando debió luchar contra los arameos que vivían en Mesopotamia, y clamó a Dios pidiéndole una vez más la victoria sobre sus enemigos. El salmista enfrentó situaciones muy duras mientras estuvo al frente de Israel, pero nunca dudó que el Rey de reyes y el Señor de señores, podía salvarlo con su gran poder. David le pidió dirección a Dios para enfrentar esta batalla contra los arameos, y también le pidió su auxilio para poder vencer; para él, la ayuda humana era inútil si el Dios todopoderoso no se volvía hacia ellos, pues solo el mismo Dios podía librarlos de la mano opresora de sus adversarios y solo en su nombre el gran ejercito israelita podía hacer proezas. Allí, en la angustia, en el dolor y en la fuerte desesperación, podemos clamar con voz fuerte a nuestro Dios, y estar seguros de que Él entregará en nuestras manos la victoria. Él es nuestro socorro, nuestro refugio, y nuestro pronto auxilio en medio de cualquier tribulación; así que podemos cantar al igual que los salmistas, y demostrar al mundo que en medio de las pruebas, el carácter del hijo de Dios es cada día más perfeccionado y su fe más fortalecida. 


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