martes, 20 de marzo de 2018

El Juez justo

Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? Jeremías 12:1

Siempre soñé con estudiar la carrera de Derecho en mi país, incluso recuerdo perfectamente el día en el que decidí ser abogado. Tenia nueve años y estudiaba cuarto grado de primaria, un amiguito me hizo la típica pregunta: ¿Que quieres ser cuando seas grande? Y yo, sin siquiera saber como ni porqué le dije: Abogado. Desde ese día, esa idea jamas se salió de mi cabeza. Hasta que años después estaba inscribiendome en la universidad, y poco tiempo después de eso, estaba recibiendo mi titulo. La primera lección que ves en la carrera, (al menos la mía), fue el concepto de justicia. Lo recuerdo claramente porque se nos preguntó a varios en clase con el propósito de ubicarnos en el tema, y aunque todos queríamos dar una respuesta lo suficientemente impresionante, no nos acercabamos a lo que buscaba la profesora. Hasta que ella misma nos dijo: Justicia es dar a cada quien lo suyo o lo que le corresponde. (Ulpiano). El profeta Jeremías desafió la justicia de Dios, y le hizo la pregunta en la que muchos insistimos a veces: ¿Por qué prosperan los malvados? ¿Es acaso justo ver que la maldad de algunas personas sobrepasa todos los limites y aún así no reciben lo que merecen? El Señor le respondió al profeta que él no estaba preparado para contender esa clase de asuntos, pero que de igual forma, el pueblo de Judá, y aún toda persona en la actualidad, que se rebele en su contra y cometa faltas y delitos recibirá el pago por sus acciones. El Señor ama la justicia y no abandona a los que le son fieles, pero destruye a los malvados. El salmista David decía que como hierba iban a ser cortados y como las flores se marchitarían. Es fácil impacientarse a causa de la prosperidad de algunos que llevando a cabo los planes de las tinieblas, parecen tener éxito en todo cuanto emprenden. Pero espera, pues el término de justicia que aprendí en la universidad, no se originó en la mente de los antiguos juristas romanos de forma espontánea, sino que había nacido en el ser de Dios desde la eternidad. En el momento preciso el Señor le dará a cada quien lo suyo o lo que le corresponde, aunque muchas veces no nos incumba a nosotros ser testigos de su sentencia. Guarda silencio ante el Señor, espera con paciencia a que él actúe; pues los que hacen el mal, serán echados fuera, más serán los que confían en su nombre los que tomarán posesión de todas sus bondades y riquezas. Algunos hoy ríen al ver que con sus tramas consiguen dañar a los hombres buenos, pero el mismo Dios sabe cuando les llegará su hora de pagar por su mal. Dentro de poco no habrá gente malvada, por más que la busques, no volverás a encontrarla. Pero los humildes heredarán la tierra y disfrutarán de completa paz. No desesperes.

Los malvados sacan la espada y tensan el arco para hacer caer a los pobres y humildes, ¡para matar a los de buena conducta! pero su propia espada se les clavará en el corazón, y sus arcos quedarán hechos pedazos. Salmos 37:14-15 (DHH)

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