lunes, 20 de febrero de 2017

DIOS HACE COMO QUIERE

Oh Israel, pon tu esperanza en el Señor, ahora y siempre. Salmos 131:3 


Existe en el cielo una soberanía divina que la tierra siempre debe obedecer. Por eso, ante eventos, situaciones o circunstancias que puedan conmoverte o poner en peligro tu fe, siempre debes descansar en la siguiente verdad: A los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan para bien. Aunque esas cosas muchas veces puedan hacerte sentir desarmado o confrontado, cuando parezcan ir aún en contra de lo que esperabas. Cuando esas cosas se salen de tu control y lo aceptas, empiezas a vivir en la providencia de Dios; y entonces entiendes que sus planes son muy diferentes a los tuyos, que su mover es inexplicable, que su capacidad va mas allá de tus límites, pero que finalmente su demanda es la que dará los mejores resultados. De pronto comprendes que la garantía de tu paz es únicamente su presencia, y allí, cuando no te queda mas que confiar en lo que Él decide para ti, te das cuenta que es la mejor decisión que has podido tomar. Y empiezas a creer, a ciegas, como viendo al invisible. Como sin saber lo que está por suceder pero siempre sabiendo que su amor inagotable te sostendrá en cada paso. Entonces al ser ejercitado en esta Palabra, dejas de preguntar por qué, y avanzas hacia el para qué. Para qué estoy frente a este reto, para que está pasando todo esto, para que puede beneficiarme a mi y al Evangelio, para que puedo ser enseñado, y para que puedo aprovecharlo. Luego, aprendes, lo superas, avanzas, y vas por más. No temas, no te detengas, sigue viendo la escalera completa aunque te hayas tropezado en el primer escalón. Cuando algo no sucede como querías, es justo cuando viene la sorpresa de Dios. Y aunque mientras vivas el proceso, debas llorar, allí estará El para secar cada lágrima, para sanar cada desencanto y para convertir en gozo cada tribulación. 


¡CONFÍA!


 



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