jueves, 19 de julio de 2018

Aguanta

Ustedes deben reconocer a nuestro Dios, que es el Dios verdadero. Nuestro Dios cumple su pacto con todos los descendientes de quienes lo aman y obedecen sus mandamientos. Deuteronomio 7:9 

A pesar de la milagrosa provisión de Dios para Israel durante su desierto, ellos no dejaban de quejarse, y de refunfuñar. Durante ese tiempo, no se concentraron en el maná, ni en la columna de nube que los dirigía por el día, tampoco en la de fuego que los guiaba por las noches; no agradecieron por el agua que salió de la roca, ni pensaron en que su vestido no se gastó, ni tampoco el calzado de sus pies; no fueron fieles a Dios, y tampoco lo alabaron por lo que hacía a su favor, sino que constantemente le recordaban lo infelices que eran en el lugar a donde los había llevado. Durante ese tiempo, no entendieron el plan del Señor, ni tampoco disfrutaron lo que por gracia recibían. Todo su enfoque se mantuvo en lo árido, seco, e inhóspito del desierto. Entonces, esa generación no entró a disfrutar de la tierra nueva llena de arroyos, fuentes, manantiales, grano, mosto, aceite, miel, trigo y metales que había preparado con amor el Señor para ellos. No pudieron resistir el dolor antes del parto. ¿Y tu? ¿Que haces cuando sabes que Dios no olvida... aunque aparentemente te ha dejado en el desierto? ¿Cuando ves que el Señor es el Dios de las multitudes, y sin embargo ves que tus enemigos prevalecen a tu alrededor? Ahora, recuerda como Dios te ha sostenido y las maneras en las cuales se ha mantenido fiel a su pacto y a sus promesas. Antes de seguir impaciente, repasa la gracia que te sostuvo en el pasado, y confía en que sigue vigente en el presente. Entonces, verás la manifestación del poder de Dios aún en el peregrinaje más ardiente. 

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