viernes, 2 de febrero de 2018

La gran sorpresa

Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz. Lucas 8:17



Vivir la vida de fe, es vivir a la expectativa. Un creyente siempre está expectante de lo que Dios puede de un momento a otro hacer a su favor, y sabe que sus grandes manifestaciones quizás puedan tomar tiempo, pero cuando ocurren, tan solo necesitan un instante y nada más. El hijo de Dios siempre debe caminar hacia el encuentro de algo inesperadamente esperado, debe llevar consigo la visión de los planes novedosos de Dios, y debe ser arropado por el discernir de su Espíritu. Quien desea hacer conocer el misterio de la voluntad del Señor, conforme al propósito que tiene con cada creyente. Ya no vivimos envueltos en las densas tinieblas del desconocimiento, pues en el plan de Dios, vinimos a formar parte de sus revelaciones en Cristo; pero sí anhelamos con esperanza ver exhibidas todas esas grandes riquezas de su gracia y su bondad de las cuales aún no hemos sido testigos. La presencia de Jesús ha encendido una luz en sus seguidores que no puede taparse o esconderse, es una luz tan fuerte que puede alumbrar y dar calor a todos los que la reciban; de igual manera, todo lo que ahora pueda parecer un enigma, son realmente grandezas que esperan ser descubiertas y reveladas a sus hijos, para beneficio propio y también para el de todos los que tengan el privilegio de estar cercanos a ellos. Ninguna cosa será retenida para los que andan en integridad, y el gran deseo de Dios no es negarte su favor, sino todo lo contrario, es poder hacer pasar toda su Gloria a través de ti. Sigue creyendo y sigue aguardando por las grandes sorpresas que Dios tiene preparadas para tu vida, porque a los que escuchan sus enseñanzas se les dará más entendimiento; pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo que piensan que entienden. 

Parábola de la lámpara, palabras de Jesús.


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