viernes, 30 de agosto de 2013

Obediencia o sacrifico

El sacrificio es una ofrenda que se hace a la divinidad; en el Antiguo Testamento encontramos ejemplos de algunos sacrificios que se hacían a Dios, y en la actualidad, vemos aun ciertos grupos religiosos  que se complacen en hacer estas ofrendas creyendo que a través de ellas van a obtener algún favor de parte del Señor; sin embargo, existe un mayor sacrificio que debemos dar a nuestro Señor y este es, nuestra obediencia. La Obediencia puede tomar muchas matices, quizás pueda ponerse en manifiesto cuando debemos esperar y no hacer nada, tal y como los discípulos debían esperar en Jerusalen por la promesa del Espíritu Santo (Hechos 1:4); tal vez debamos obedecer dando pasos de acción, del modo en el que Noé debió construir un arca por mandato divino; y en algunos casos obedecer puede significar entregar lo que amamos. 
en el libro de Génesis, capitulo 22, Dios pide a Abraham que tome a su hijo Isaac, a quien amaba, para que lo ofreciera en holocausto sobre un monte que el le diría; el holocausto era una ceremonia religiosa antigua en la que se daba en sacrificio una victima que era quemada, Abraham debía entonces renunciar a lo que más amaba en obediencia al Señor. Abraham fue un hombre al cual Dios le prometió que tendría una gran descendencia en la tierra, haciendo de el una nación grande y bendecida. (Génesis 12:2); sin embargo para que Abraham pudiese cumplir este propósito de Dios en la tierra debía ser obediente y hacer como Dios le había encomendado. Abraham decidió obedecer la voz de Dios, tomar a su hijo Isaac e ir al lugar donde el Señor le había dicho para sacrificarlo, y una vez que todo estaba dispuesto para realizar este acto tan impactante y doloroso, dijo Dios a Abraham que no lo hiciera, que ya había demostrado que le temía y le amaba al no haberle rehusado a su único hijo, y que por esa razón iba a bendecirlo y a multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar y que iban a ser benditas en su simiente todas las naciones de la tierra! 
El obedecer ciertamente es mejor que los sacrificios (1 Samuel 15:22); la obediencia se antepone a las victimas, porque mediante las victimas se sacrifica la carne ajena, en cambio por la obediencia se sacrifica la voluntad propia. Dios probó a Abraham, no para hacerlo caer o porque tuviese malas intenciones, sino para incrementar su capacidad de obedecerle. Cuando estamos frente a la prueba podemos escoger entre el rechazo, la desobediencia, la queja y el lamento, o pensar como Dios nos está forzando un poco para formar nuestro carácter y aumentar nuestra consagración. El Señor no quería la muerte de Isaac, de hecho, condena el sacrificio humano como un pecado, pero si quería constatar que Abraham realmente lo amaba. 
Dios se complace en hijos que no se rehúsan a hacer su voluntad por encima de cualquier circunstancia; aún en la tarea mas cotidiana, frente a las situaciones más simples, en la sujeción a nuestra pareja, nuestros padres, lideres, autoridades; en todas aquellas acciones que debemos hacer y aún dejar de hacer como creyentes; no nos rehusemos pues en obedecer la palabra de Dios y en cumplir cada llamado que ÉL nos hace para transformarnos, cambiarnos y bendecirnos; de ese modo además de responderle con satisfacción, estaríamos agradandole y también formando una vida llena de gozo y temerosa de Dios. 

3 comentarios:

  1. Amén! Así es... Cristo nos dio el mayor ejemplo de obediencia, hasta la muerte. Bendiciones

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  2. sencillamente, cierto, hermoso y desafiante. A manera de estímulo mi hermana, una cosa es leerte y otra conocerte, el que te lee piensa que está leyendo a una experimentada mujer de medio siglo que tiene muchísima experiencia de vida. Los que te conocemos vemos a esa muchacha vivaz, encantadora y con toda la vida por delante. Todo lo que te acabo de decir se resume en esto: Solo el Señor ha podido concederte esa sabiduría, madurez y visión. Adelante Christy, tienes un futuro ministerial esplendente.. Amo tus escritos.

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  3. Hermano querido! Solo puedo decir GRACIAS y AMEN! sus palabras me alegran el corazón y me bendicen sin olvidar que toda la gloria es para el dador de mi vida y todo lo bueno que en ella se produce. Que Dios lo guarde y nuevamente gracias por tomar un tiempo para decirme cosas tan bellas.

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