“Tito, verdadero hijo en la común fe: Gracia, misericordia y
paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo nuestro Salvador. Por esta causa
te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos
en cada ciudad, así como yo te mandé” v 5-6
Tito fue uno de los siervos fieles del Apóstol Pablo, al cual se le encomendó una importante tarea, pastorear a la iglesia en Creta, una de las islas más grandes en el mar mediterráneo. En la carta a Tito encontramos una serie de recomendaciones que le fueron dadas para enseñar a los cretenses a ser bondadosos, sobrios, justos, santos, y retenedores de la palabra. El deber de Tito como líder era enseñar a los miembros de su iglesia que debían realizar una práctica externa de su salvación en su vida diaria, esto quiere decir que el comportamiento de los creyentes debía mostrar la doctrina que proclamaban.
El joven Tito tenia características dignas de ser reconocidas; era
organizado (Tito 1:5), ya que impuso un orden en la iglesia; fue responsable,
al asumir su compromiso como líder de la iglesia; obediente en el cumplimiento
de la tarea que le fue encomendada; valiente, al momento de enfrentar los
problemas y afrontar el caos; mostró honestidad tanto con Pablo como con la
iglesia; se encargo de impartir una sana doctrina (Tito 2:1-6), y ser un modelo
para todos los creyentes (Tito 2:7). Un ejemplo es un caso o hecho que se
prolonga para que se imite y se siga o para que se huya y se evite, esto quiere
decir que existen buenos y malos ejemplos; Te animo a que podamos cultivar y
ajustar a nuestra persona todas estas valiosas cualidades que mostró el líder
Tito, tomar su buen ejemplo y poder imprimir en nuestro entorno una
huella auténtica, transformadora, que corrija lo deficiente y enseñe con honestidad
el evangelio de Cristo; siendo al igual que Tito un ejemplo para todo aquel que
nos rodee.
Palabra que todo líder del Señor tiene que recibir. Magnífico
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