lunes, 8 de octubre de 2018

Ponte primero

No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Filipenses 2:3 (DHH)

¿Haces lo que haces para recibir la aprobación de Dios o de los hombres? ¿Quieres ser el primero entre los demás para sentirte bien contigo mismo? ¿Crees que eres superior solo porque Dios ha entregado su propósito en tus manos? ¡Cuidado! El servicio no es para tu satisfacción o beneficio personal, Sino para que OTROS puedan ser bendecidos a través de ti. Echa fuera todo espíritu de superioridad y arrogancia y empieza por reconocer tus debilidades delante de Dios, para que Él pueda manifestarse a tu favor y llenarte de lo que te falta. Considera que los que sirven a tu lado son igual de importantes para el Señor y que ellos también están siendo usados para su Gloria. Estás recibiendo un privilegio al poder trabajar en la corte del Rey, sea cual sea la función que Él te ha puesto a hacer. Así que sé humilde y da siempre lo mejor sin importar quien te mira, quien te aplaude, quien te apoya, o quien te rechaza. Todo lo que tienes, lo has recibido de Él y es para Él. Que nada de lo que está en medio, pueda dañar esa visión. Sigue adelante y considera que un día puedes tener la autoridad para comandar, y otro día serás comandado. El símbolo del cristianismo, no es una corona, es una CRUZ. Porque el llamado es a dar nuestra vida por otros, y a sacrificar nuestra propia carne para cumplir la voluntad de Dios. Ponte primero, si; pero primero para trabajar, primero para rendir, primero para sembrar, primero para dar. Y entonces nunca, quedarás de último. Suelta el ego que quiere brillar con luz propia, para que la luz de Jesús se pueda manifestar. El día de ofrecerlo todo, Es HOY. Sin medidas ni reservas. Espera el reconocimiento del cielo y no el de la tierra. Los hombres son injustos, así que no te tomes muy en serio ni los halagos, ni tampoco las críticas. Busca su Gloria, no la tuya; y verás al Sol de justicia resplandecer sobre ti. Deja de contender por la razón y sigue la paz y el acuerdo para que de lo alto venga la solución. Servir, y no ser servido, es esa la misión.


¡Dios te bendiga más!

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